Lineas convergentes

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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Mi amor secreto.

Escrito por: Julio Bautista Rodriguez


Fue en Mayo 27 la última vez que te ví, recuerdo la fecha porque era mí cumpleaños y tú formaste parte de la sorpresa que me prepararon.

Supe que te habías ído a vivir muy lejos de nuestra ciudad, cambiando el calor tropical por la blanca nieve, cuando recibí la noticia  de tu partída, mis ánimos se fueron al piso y mi corazón sufrió un desgarre irreparable, entonces tuve la corazonada de que nunca mas volvería a verte.

Un tiempo después, no recuerdo exactamente cuantos meses mas tarde, volví a escuchar de tí, me sentí triste porque no te había ido bien, pero contento por tu regreso. Inmediatamente intenté comunicarme contigo, seguí pistas que sólo me llevaban a lugares equivocados, comencé a frecuentar los sitios que tu acostumbrabas visitar y no te encontraba, probé en las redes sociales y solo pude conseguir tu fotografía. Estabas tan cerca y tan lejos a la misma vez.

Cuando mi relación matrimonial terminó, todos los días le pedía a Dios poder hablarte, pero no hubo resultados, sólo el sabía porque no debíamos encontrarnos.

Escribí poemas de amores para tí, desahogando mis penas. Durante las noches abrazaba mi almohada y murmuraba tu nombre, hablaba contigo sin tu estar conmigo, te contaba todo sobre mi vida y te pedía consejos.

En muchas ocasiones, me sorprendía al descubrir algunas lágrimas en mis ojos, tal vez mi corazón también lloraba desesperadamente, otras veces al imaginar tu sonrisa, yo sonreía y decía, no estas presente pero te llevo en mi mente.

Durante mucho tiempo le hablé a las personas de tí como si fueras mi compañera sentimental, como se habla de un gran amor, como si fueras mi confidente, mi protectora, luego, al aceptar la realidad, comprendí que no existías para mí.

Fue entonces, cuando en tu ausencia, apareció un nuevo amor, alguien a quíen le entregué mi corazón como te lo hubiese entregado a tí, alguien  a quien respeto y quiero como te hubiese respetado y querido a tí.

Reconocí, que ya te había perdido a pesar que nunca fuiste mía y aprendí que se puede amar a una persona ausente con la misma intensidad que se ama a una presente.

Tal vez jamás sepas que fuíste mi amor secreto, quizás un día muy lejano te enteres que fuiste dueña de mi corazón, o quizás por casualidad leas la dedicatoria de este escrito y te sorprendas al ver tu nombre. Para entonces  seré yo quien este lejos de tí, lejos, muy lejos de tí.

                                                                                               JBRA.

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